COLUMNA: Un Paso Para Cerrar las Brechas de las Disparidades en el Cuidado de la Salud

Publicado el 3 de Febrero de 2010

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Por Lesley Russell, Miembro Senior, Center for American Progress

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La propuesta del presupuesto federal del 2011 del presidente llega en un tiempo durante el cual los líderes del Congreso están reagrupándose en torno a la legislación de la reforma de salud. Mientras tanto, muchos estadounidenses enfermos deben luchar contra nuestro quebrado sistema de cuidado de salud todos los días. Esa lucha es particularmente difícil para las minorías étnicas y raciales, quienes están desproporcionadamente representadas entre los pobres y los que carecen del seguro médico. El presupuesto de salud presentado incluye varias provisiones que tratan con las disparidades en el cuidado médico y estas son bienvenidas. Estas provisiones ayudarían a construir la base para la reforma del sistema de salud y trabajaría en tándem con las propuestas pendientes en el Congreso.

Como lo demuestra un estudio reciente del Center for American Progress, queda mucho por hacer en el contexto del presupuesto, la reforma del sistema de salud, y más aun para proveer beneficios médicos ecuánimes para todos los estadounidenses. La mitad de los hispanos y más de un cuarto de los afroamericanos no tienen a un doctor regular, comparado con solo un quinto de los estadounidenses blancos. Y el 28 por ciento de latinos y el 22 por ciento de afroamericanos reportan no tener, o tener muy poca, opción de donde conseguir el cuidado médico, mientras solo el 15 por ciento de los estadounidenses blancos reportan esta dificultad. La consecuencia inevitable es una forma de “apartheid médico” y una brecha en los resultados de la salud que va en aumento y no disminuye.

El presupuesto tiene un financiamiento adicional de $290 millones para centros de salud comunitarios, para expander la provisión del cuidado de salud primario para personas que las necesitan, incluyendo servicios de salud preventivos y de la salud mental. También hay $25.5 mil millones en asistencia federal de Medicaid para los estados para sostener programas actuales dirigidos hacia los estadounidenses de bajos ingresos.

El financiamiento del cuidado primario es notable ya que un buen cuidado primario está asociado con mejor salud física y mental. Estudios demuestran que el cuidado preventivo, la coordinación del cuidado médico para los crónicamente enfermos, y la continuidad del cuidado médico—todas características del cuidado médico primario—pueden rendir mejores resultados y ahorros. Centros comunitarios de salud reducen o hasta eliminan las disparidades entre sus pacientes al aportar un cuidado médico integral y asequible que es receptivo y adaptado para las comunidades que sirven.

Más cuidado de salud primario también requiere más trabajadores de atención de la salud, por lo cual es decisivo que el presupuesto agregue 400 médicos más–entre doctores, enfermeras practicantes, y dentistas–al National Health Service Corps, el cual trabaja en comunidades médicamente menos atendidas.

Sin embargo, mucho más se tendrá que hacer para tratar el tema de la fuerza laboral en el cuidado primario. No sólo se trata de conseguir médicos que practiquen en las áreas en donde son más necesitados, pero también de asegurar más diversidad y conciencia cultural entre estos médicos. La falta de profesionales de salud de grupos minoritarios está agravando las persistentes disparidades raciales y étnicas de salud en la nación.

Por ejemplo, al menos 66 millones de encuentros entre paciente y proveedor ocurren a través de barreras del idioma cada año, y tanto como uno de cinco estadounidenses hispanohablantes informan no buscar atención médica por barreras de idioma. Estudios indican que las decisiones de tratamientos y diagnósticos, al igual que las impresiones, de los proveedores de cuidado médico, son influenciadas por la raza o etnicidad del paciente. La consonancia racial—definida como identidades raciales o étnicas compartidas entre médicos y pacientes—está positivamente relacionada con la satisfacción del paciente y la confianza en el sistema de salud.

Otro problema es que aproximadamente 1.9 millones de los indígenas estadounidenses y nativos de Alaska dependen del Indian Health Service, o IHS, para su atención medica, pero el financiamiento que ha sido destinado al IHS en años recientes sólo ha sido la mitad de lo necesitado para asegurar el establecimiento de la atención medica personal para los indígenas estadounidenses usando el sistema.

No es de extrañar que esta población tenga tasas de diabetes que son dos veces más altas que las del promedio nacional, al igual que crecientes tasas de mortalidad por enfermedad cardiovascular, y altas tasas de suicidio juvenil como consecuencia de desordenes mentales y el abuso de sustancias. El presupuesto hace algo al respecto financiando el IHS con $4 mil millones—un aumento de más de $1 mil millón encima del financiamiento del 2009. Esto permitirá la expansión necesaria de servicios y personal del IHS.

El presupuesto del presidente incluye propuestas para financiar demostraciones de la reforma de pagos del Medicare para alinear los cobros del proveedor con los costos y resultados, y mejorar el manejo de las enfermedades crónicas, para invertir más en investigaciones de eficacia comparativa, y expandir actividades de prevención y bienestar, incluyendo demostraciones basadas en la comunidad. Cerrar la brecha en las disparidades raciales y étnicas debe ser una prioridad central en la aplicación de estos fondos nuevos.

Las provisiones propuestas en el presupuesto del presidente que ayudarían a cerrar la brecha de disparidades con el cuidado de salud son bienvenidas, pero se necesita más. Los costos sociales y económicos, individualmente y para la nación, de la esperanza de vida reducida, las altas tasas de mortalidad infantil, y el aumento en la incidencia de enfermedades y discapacidades que resultan de las actuales disparidades en el cuidado de salud son demasiado altos para ser ignorados.

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