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Por Jorge Madrid y Valeri Vasquez
Por mucho tiempo la Agencia de Protección Ambiental, o EPA, ha protegido la salud y el bienestar de todos los estadounidenses. Desafortunadamente, los políticos conservadores lideran esfuerzos para atacar, retirar el financiamiento y en algunos casos incluso para abolir el EPA. El American Lung Association advierte que estos ataques “ignoran la salud pública y tendrán consecuencias nefastas para todos los estadounidenses.” Las familias latinas son particularmente vulnerables.
En momentos en que el gobierno se ve obligado a recortar los gastos, las decisiones presupuestarias revelan dónde se encuentran los verdaderos intereses políticos. Utilizando el déficit presupuestario como excusa, los representantes republicanos eligen priorizar exenciones fiscales para los estadounidenses más ricos, las compañías que exportan los empleos al extranjero y para las grandes compañías petroleras.
Mientras tanto, los servicios cruciales que reciben las familias latinas de Texas enfrentarán recortes severos. Más de 60,900 niños de Texas podrían perder sus programas de enseñanza preescolar. Casi 7 millones de madres y sus bebes perderían su cuidado médico y más de un millón de mujeres embarazadas, bebes y niños perderían ayuda nutricional, según el Centro Nacional del Derecho de la Mujer.
Pero lo peor de los recortes en el presupuesto republicano vendrá al costo del aire que respiran las familias latinas.
Los latinos están desproporcionadamente expuestos a algunos de los riesgos ambientales más peligrosos en sus comunidades. Houston, con una población latina de 34 por ciento, es una de las ciudades peores contaminadas en los Estados Unidos según el American Lung Association.
Como grupo, los latinos tienen tres veces más probabilidad de morir de asma que los blancos y los niños latinos tienen un 60 por ciento más de probabilidad de padecer de asma que los niños blancos. Cuarenta por ciento de los escolares de Texas son latinos, pero un porcentaje desproporcionado-el 54 por ciento de ellos se ven afectados por emisiones de las refinerías y grandes plantas químicas.
Asimismo, 7 de las peores 25 plantas de energía contaminantes a base de carbón en el país se encuentran en Texas. La contaminación por mercurio emitido por estas plantas de electricidad puede causar graves problemas de salud, como trastornos neurológicos y del riñon. Además, la exposición del feto al mercurio puede causar problemas de desarrollo como la reducción del pensamiento cognoscitivo, pérdida de memoria, déficit de atención, problemas con el lenguaje, y la reducción de habilidades de motricidad fina.
El hecho de que los latinos en EE.UU carecen de cuidado médico solo empeora las disparidades de salud. Estos son menos propensos a tener un seguro de salud en comparación con todos los demás grupos étnicos en este país. Este tipo de vulnerabilidad puede ser devastadora, ya que muchas familias sin seguro pagan más del 10 por ciento de sus ingresos totales de la familia a los costos directos de atención médica.
Encuestas recientes muestran que la mayoría de los estadounidenses confían en el EPA para proteger la salud pública, y se oponen a la interferencia de los políticos. Por ejemplo, una encuesta en el 2000 reveló que el 61 por ciento de los latinos en Houston (en comparación al 56 por ciento de la población en general) estaban muy preocupados por los efectos de la contaminación atmosférica. Los latinos particularmente demuestran fuertes convicciones para reforzar las reglas y las regulaciones de los gases invernaderos peligrosos y la contaminación—ambos regulados por el EPA.
Y sí hay razones válidas para apoyar la regulación de emisiones por parte del gobierno. Desde la fundación de la Agencia en 1970 y a través del cumplimiento de las leyes de aire limpio bajo la dirección de la EPA, se han prevenido 1,7 millones ataques de asma, 22,000 ingresos hospitalarios por causas respiratorias, 42,000 visitas a hospitales cardiovasculares, así como 295 millones de incidentes de cáncer de piel. En los últimos 20 años la regulación del aire limpio por parte de la agencia ha prevenido 400,000 muertes prematuras.
En última instancia, los latinos son los que pagarán el precio más alto por estos recortes presupuestarios al EPA. Nosotros y nuestros hijos nos veremos expuestos a niveles elevados de riesgo y de daños. La contaminación del aire y el agua significan más visitas a la sala de emergencias, más días de ausencia del trabajo y de la escuela y más problemas de salud graves y costosas. Las familias latinas deberían rechazar los intentos de poner en riesgo a sus comunidades y exigir un EPA fuerte que pueda protegerlos de los contaminantes y que ayude a garantizar aire y agua limpios para las generaciones venideras.
Jorge Madrid es un Asociado de Investigación y Valeri Vásquez es asistente especial del equipo de energía en American Prog
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