El martes la Oficina del Censo
dio a conocer los últimos datos sobre la pobreza, ingresos y el seguro de salud
en los Estados Unidos. Los datos confirman que millones de estadounidenses siguen enfrentando los efectos persistentes de la Gran Recesión y muestran la fortaleza de nuestra red de seguridad y la necesidad que tenemos de crear buenos empleos en este momento.
He aquí los 10 resultados más sorprendentes que revelan estos datos:
1. Existe un número récord de personas que son pobres y que están sin seguro de salud. Uno de cada seis estadounidenses o 46,2 millones, vivían en la pobreza en el 2010. Esto constituye un aumento de casi 3 millones desde el 2009 y ahora representa el número más elevado de personas viviendo en la pobreza desde que el Censo comenzó a llevar el control de estos datos hace 52 años. De igual modo, el número de estadounidenses que viven sin seguro de salud aumentó en .9 millones, alcanzando los 49,9 millones.
2. Más de un tercio de nuestra población vive con un ingreso bajo. En el 2010, 103,6 millones de personas vivían por debajo de los $44,000 por familia de cuatro personas (el doble de la línea de pobreza federal).
3. La desigualdad en el ingreso aumentó del 2009 al 2010. Las familias que se encuentran en el segmento inferior del 20 por ciento por ingreso vieron sus ingresos caer en un 4,5 por ciento, más de seis veces el ingreso de las familias que están en el quintil superior.
4. Los jóvenes se están siendo muy afectados en esta recesión. Más jóvenes adultos (entre las edades de 25 a 34) están mudándose a vivir con sus padres: 5,9 millones de jóvenes adultos vivían con sus padres en el 2010, hasta 4,7 millones antes de la recesión. Los hogares donde el cabeza de familia es una persona joven (entre las edades de 15 a 24) vieron la mayor disminución en sus ingresos de cualquier grupo etario: sus ingresos cayeron en más del 9 por ciento el año pasado.
5. Las disparidades raciales y étnicas crecieron en el 2010. Los índices de pobreza entre los afroamericanos y los hispanos, que eran del 27,4 y el 26,6 por ciento respectivamente, se han más que duplicado en comparación con el de los blancos, que actualmente es del 9,9 por ciento. Los afroamericanos y los hispanos también vieron sus ingresos caer de manera pronunciada entre el 2009 y el 2010.
6. Más de uno de cada cinco niños vive en la pobreza. Para los niños afroamericanos, la tasa de pobreza es casi del 40 por ciento, un marcado contraste con la tasa de pobreza que existe entre los niños blancos que era del 12,4 por ciento en el 2010.
7. Una buena noticia: la Pobreza NO aumentó de manera significativa entre los adultos mayores. Fueron los programas como los del Seguro Social los que mantuvieron a 20 millones de personas, incluyendo a casi 14 millones de adultos mayores, fuera de la pobreza el año pasado.
8. El porcentaje de personas que reciben seguro de salud de sus empleadores sigue disminuyendo. Aproximadamente 1,5 millones de estadounidenses perdieron su seguros de salud pagados por sus empleadores en el 2010. Sin embargo, programas como el Medicaid intervinieron para dar cobertura a 48,6 millones de personas, lo que contribuyó a mitigar el problema.
9. Los programas de red de seguridad sirven de sostén a las familias necesitadas cuando pasan por tiempos difíciles. El seguro de desempleo, que brinda un apoyo vital a los desempleados y estimula la actividad económica, mantuvo fuera de la pobreza a 3,2 millones de estadounidenses en el 2010. El crédito impositivo por ingreso devengado impidió que 5,4 millones de personas, incluyendo a 3 millones de niños, cayeran por debajo de la línea de pobreza el año pasado.
10. La pobreza afecta a todos: Si bien el 15,1 por ciento de los estadounidenses vivían en la pobreza el año pasado, esa es solo una cifra indicativa. Durante todo el 2009, cerca de un cuarto de los estadounidenses (el 23,1 por ciento) pasó por lo menos dos meses en la pobreza y solo el 7,3 por ciento vivió en la pobreza todo el año. Ello nos dice que los pobres no son un grupo estático y que la inseguridad económica generalizada puede empujar a las familias hacia la pobreza por breves intervalos. Más personas en la pobreza significa menos productividad por trabajador, costos de salud más elevados y una fuerza laboral menos educada para crear los empleos y las industrias del futuro. Pero eso no tiene que ser así.
¿Entonces, qué hacemos?
No podemos simplemente cruzarnos de brazos y condenar a más de 100 millones de personas a la pobreza y la penuria. Debemos crear empleos de buena calidad y debemos hacerlo ya.
El Congreso debería aprobar el Acta de Empleos Estadounidenses, que ayudaría a los 25 millones de estadounidenses que necesitan trabajo a tiempo completo y daría un impulso a la economía. El Acta de Empleos Estadounidenses otorgaría beneficios a los desempleados y crearía empleos subsidiados para jóvenes y adultos de bajos ingresos, lo que beneficiaría a millones de estadounidenses pero sobre todo a las comunidades de color. El Acta de Empleos Estadounidenses ayudaría a los niños que se ven particularmente afectados al brindarles la ayuda necesaria a los estados y localidades para que puedan mantener a los maestros en las aulas y modernizar los edificios escolares.
Los datos también deberían recordarles a las autoridades formuladoras de la política que no deberíamos procurar una reducción del déficit que exacerbe la pobreza y desigualdad. La única buena noticia que se desprende de los nuevos datos es que los programas como el Medicaid, Medicare, seguro de desempleo, los cupones de alimentos/SNAP, el crédito impositivo por ingresos devengados y la Seguridad Social están trabajando para prevenir más penuria y pobreza. No podemos pedir a las familias y niños de bajos ingresos que soporten el peso de la reducción del déficit reduciendo los programas que los apoyan a ellos cuando están pasando p
or tiempos difíciles; por el contrario, son los millonarios, multimillonarios y nuestras corporaciones más lucrativas las que deben contribuir con la parte justa que les corresponde.
El Congreso y el Comité Selecto Conjunto sobre la Reducción del Déficit deberían adoptar medidas audaces para poner a trabajar a la gente y proteger a los más vulnerables. Éste es el momento de actuar.
Katie Wright es Asistente Especial de la Campaña Half in Ten del Center for American Progress.