Por Adam S. Hersh
A lo largo de la recuperación de la Gran Recesión, la solvencia del gobierno de EE.UU. ha impulsado a la economía hacia adelante. Pero todo eso podría cambiar si los conservadores siguen tomando a la economía como rehén a la fecha límite para aumentar el límite de deuda que es el 2 de agosto.
Al ayudar a mantener las tasas de interés bajas, la solvencia de EE.UU. facilita la inversión por parte de las empresas, alivia la carga financiera sobre los consumidores y los propietarios de viviendas, y hace que el actual déficit del presupuesto federal sea manejable. La pregunta que todos los estadounidenses ahora deberíamos hacernos es cuánto nos costará si los conservadores malgastan la solvencia de los Estados Unidos por no elevar el límite de la deuda.
No importa lo que pase con el límite de la deuda, los acreedores estadounidenses saldrán ilesos. Si hemos aprendido algo del colapso financiero de 2008 es que Wall Street siempre sale con lo suyo en nuestro sistema político, y probablemente con lo tuyo también. Pero el mal crédito significa tasas de interés más altas. Y esto, a su vez, significa menos dinero en los bolsillos de los propietarios de pequeñas empresas, las familias de clase media, y más dinero de los contribuyentes para el pago de intereses a los inversionistas en bonos. Esto, a su vez, significa un golpe duro a la demanda agregada en la economía en un momento en que ya está en funcionamiento más de $800 millones por debajo de potencial debido a la debilidad de la demanda agregada.
Los inversionistas están dispuestos a poner su fe en los Estados Unidos debido a la excelente reputación del gobierno, la cual ha sido laboriosamente construida durante el último medio siglo, porque nuestros bonos gubernamentales vienen con un riesgo de crédito que es prácticamente nulo.
Esto significa mucho para todos nosotros. La alta demanda de bonos del Tesoro significa que la tasa de interés sobre las deudas públicas estadounidenses son bajas, y las tasas de interés son la base sobre cual todas las demás tasas de interés para préstamos comerciales, créditos al consumo, y la ayuda financiera estudiantil están fundadas. Debido a que nuestro gobierno puede pedir préstamos bajos, los estadounidenses pueden tomar préstamos bajos también. Esto significa una economía más robusta y por lo general, niveles de vida más altos.
Ahora, los conservadores amenazan con desperdiciar la solvencia de EE.UU. con el fin de proteger a sus patrocinadores ricos de un aumento de impuestos que podría usarse para pagar los servicios públicos e inversiones esenciales. Esta es una hipocresía política: El plan del presupuesto republicano, aprobado por un voto partidario en la Cámara de Representantes en abril, también requerirá aumentar el límite de la deuda. ¿Cuánto nos costará este juego de los conservadores?
Este riesgoso juego con el límite de la deuda ya está teniendo un grave efecto en la economía estadounidense. En una reciente encuesta hecha por la Cámara de Comercio de EE.UU., el 70 por ciento de los propietarios de negocios predijeron que el incumplimiento de pagos a las deudas del gobierno tendría consecuencias negativas. Sin embargo, al no respetar el 2 de agosto como la fecha límite, los conservadores nos llevarán a un territorio económico relativamente desconocido. Sabemos que el no elevar el techo de la deuda significará una contracción inmediata y severa de la economía estadounidense, peor que el peor trimestre de la Gran Recesión. Lo que no sabemos es cuántos pagos adicionales de interés requerirá Wall Street que se le page si el valor del crédito estadounidense se devalúa y cuánto durará esta plaga en la reputación de Estados Unidos.
La última vez que Estados Unidos sufrió una "mora técnica" en 1979 las tasas de interés se dispararon unos 0,6 puntos porcentuales en una forma "permanente.” Mi colega, el economista Christian E. Weller, estima que un aumento de un medio punto en la tasa del Tesoro a 10 años subirá las tasas de hipotecas por 0,66 por ciento. Efectos similares se filtrarán a través de la estructura de intereses de la economía, quitándole dinero de los bolsillos de las familias y dueños de pequeños negocios. Hoy nuestra economía está en una posición mucho más débil de lo que era en 1979, y las consecuencias probablemente serán más graves.
Las agencias privadas de calificación de riesgo ya están amenazando con rebajar la calificación crediticia de EE.UU. si el techo de la deuda no se aumenta. Aun si el Tesoro prioriza pagarle primero a los portadores de bonos antes de pagar beneficios de jubilación y atención médica a los jubilados, veteranos de guerra, y niños necesitados, la percepción de ingobernabilidad implicada seguramente desconcertará la "plena fe" que tienen los inversionistas en los Estados Unidos. De hecho, el daño causado por el incumplimiento del pago de deudas podría ser irreparable. Si la solvencia de EE.UU. está tan deslucida, los inversores podrían retirarse del sistema financiero global centrado en el dólar estadounidense y los bonos del Tesoro, como el economista de la Universidad de California, Berkeley, Barry Eichengreen, argumenta en su libro reciente. Esto significaría un aumento permanente de las tasas de interés y más volatilidad macroeconómica.
El solo elevar el límite de la deuda no será suficiente para tratar los problemas económicos de Estados Unidos, especialmente si cualquier acuerdo retira el apoyo fiscal de nuestra economía todavía demasiada frágil o si este socava las inversiones públicas en la infraestructura, la educación y la investigación científica y el desarrollo que hacen que la economía sea productiva y competitiva a largo plazo. Más bajas tasas de interés no son suficientes para asegurar una recuperación robusta que crea puestos de trabajo y la prosperidad ampliamente compartida, y es necesario hacerle frente a los retos presupuestarios a largo plazo de manera sensible. Pero el derroche de la solvencia de EE.UU. es absurdo e irresponsable, y sólo hará que nuestros problemas económicos sean más difíciles de enfrentar.
Adam S. Hersh es un economista para el Center for American Progress.