COLUMNA: Alianza Estadounidense-Brasileña para Fortalecer la Seguridad Alimentaria Mundial

Publicado el 21 de Marzo de 2011

Los medios de comunicación pueden reimprimir esta columna siempre y cuando se incluya la información del autor y su afiliación. Podrá ser editada por longitud y formato siempre y cuando se notifique al Center for American Progress. Fue publicada originalmente por American Progress aquí.

Por Jake Caldwell

A medida que el Presidente Barack Obama continúa su histórico viaje por América Latina esta semana con el fin de fortalecer los lazos con esta región vital, Estados Unidos y Brasil deberían forjar una alianza estratégica con miras a enfrentar la inseguridad alimentaria mundial.

La seguridad alimentaria es uno de los mayores desafíos del siglo XXI. Actualmente, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, o FAO, calcula que cada noche se acuestan desnutridos o hambrientos más de 925 millones de personas a nivel mundial. Para colmo de males, en los últimos 8 meses los precios de los alimentos han aumentado a niveles récords; cambios en la dieta, escasez en los abastecimientos, costos energéticos que van en aumento y eventos climáticos extremos provocados por el cambio climático afectan el rendimiento de las cosechas. El Banco Mundial calcula que el súbito repunte que se ha producido en los precios de los alimentos desde junio ha sumido a 44 millones de personas en una pobreza extrema.

La buena noticia es que Estados Unidos y Brasil están bien posicionados para ayudar a revertir estas tendencias. Ambos constituyen las mayores economías del Hemisferio Occidental y están reconocidos como superpotencias agrícolas mundiales. Estados Unidos es el mayor exportador agrícola del mundo y Brasil ocupa el tercer lugar. Las dos naciones también están clasificadas como el número uno (Estados Unidos) y dos (Brasil) en la producción y exportación de frijoles de soya, carne de res y aves de corral y son productores importantes de maíz, algodón y cerdo. Ambos comparten récords impresionantes en materia de investigación e innovación agrícolas.

El enfrentar el aumento en los precios actuales de los alimentos y lograr la seguridad alimentaria mundial exigirá que se hagan inversiones a largo plazo en el desarrollo agrícola de los países en vías de desarrollo. Estados Unidos y Brasil también deberán transmitir las lecciones aprendidas —algunas buenas y otras no tanto—en sus experiencias respectivas en materia de aumento de la producción alimentaria.

Por ejemplo, la dependencia exclusiva del modelo agrícola industrial de gran escala con uso intensivo de energía con el que suelen asociarse a Estados Unidos y Brasil no es aplicable en ninguna otra parte.

Estados Unidos y Brasil son también líderes mundiales en la producción y exportación de biocombustibles. Ambos países tienen un interés recíproco en asegurar que la producción futura de biocombustibles avance de manera sustentable en un mundo que enfrenta una competencia creciente por los granos y los recursos naturales.

No obstante, en los últimos 40 años Brasil ha alcanzado notables progresos en el desarrollo agrícola. La experiencia brasileña puede ayudar a orientar los esfuerzos en curso para impulsar el desarrollo agrícola en el mundo en vías de desarrollo como un elemento esencial con miras a satisfacer las necesidades de la seguridad alimentaria mundial. Esa experiencia debería combinarse con un énfasis en la satisfacción de las necesidades agrícolas locales con los conocimientos locales, técnicas sustentables y una agricultura con un uso menos intensivo de recursos en los países en vías de desarrollo.

Estados Unidos y Brasil tienen la oportunidad y la responsabilidad de liderar la lucha contra la inseguridad alimentaria. El hacer un mundo más seguro desde el punto de vista alimentario es un objetivo urgente, pero alcanzable.

Es probable que los precios de los alimentos se mantengan elevados por algún tiempo debido a la alta demanda de alimentos, las escasas reservas, los altos precios del petróleo y la creciente vulnerabilidad de las cosechas a los impactos del cambio climático. Para responder a estos desafíos el sistema alimentario mundial deberá transformarse.

Una alianza estratégica valiente y audaz en materia de seguridad alimentaria entre Estados Unidos y Brasil exigirá que se haga una evaluación honesta de las anteriores prácticas tradicionales con uso intensivo de recursos. En los países en vías de desarrollo solo deberían aplicarse las mejores ideas que satisfagan las necesidades locales y contribuyan a aumentar los rendimientos y la producción sustentable.

Juntos, Estados Unidos y Brasil pueden fortalecer la inversión y el desarrollo agrícola en los países en desarrollo con objeto de satisfacer las necesidades de una población mundial creciente. Es preciso convertir las palabras en acción.

Jake Caldwell es Director de Política para la Agricultura, Comercio y Energía en American Progress.

COLUMNA: Construyendo Mejores Lazos con América Latina

La creciente población latina en EE.UU puede mejorar las relaciones con la región

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Por Vanessa Cárdenas

La identidad bicultural y transnacional, y los fuertes lazos con América Latina de los latinos en Estados Unidos pueden ayudar a forjar una relación más fuerte y mutuamente beneficiosa en los próximos años. A medida que el Presidente Barack Obama se prepara para viajar a la región, la creciente comunidad latina en los Estados Unidos puede ayudar a fomentar la cooperación, la innovación, el espíritu empresarial, y más fuertes relaciones entre EE.UU y América Latina.

El crecimiento de la comunidad latina en la última década es sin precedentes. Sobrepasando sus propios pronósticos, el Censo del 2010 contó un más alto número de hispanos en 23 de los 33 estados de donde hay cifras disponibles. La gran mayoría de los hispanos son de origen mexicano, seguido por puertorriqueños, salvadoreños, y cubanos. Las comunidades brasileras y colombianas son mucho más pequeñas pero tienen fuerte representación en la Florida y el Noreste.

América Latina gradualmente está emergiendo como un mercado importante y un jugador clave en la economía global mientras la comunidad hispana en EE.UU aumenta. Muchas economías latinoamericanas superaron la crisis económica mundial mejor y más rápido que los Estados Unidos. El producto interno bruto de Sud y Centro América creció por 6 porciento en 2010, y se espera que crezca por 4 por ciento en 2011. Varios países en la región están reforzando relaciones comerciales con China, la Unión Europea y otras economías.

El resultado: Estado Unidos ya no puede poner a América Latina en segundo plano.

En su visita, se espera que el Presidente Obama reafirme su compromiso de fomentar la cooperación con Sud y Centro América mientras se enfoca en los beneficios de relaciones comerciales dinámicas. Políticas comerciales que incluyen normas laborales y del medio ambiente robustas pueden crear empleos e impulsar el crecimiento económico en casa y en la región.

Los latinos son embajadores naturales para la región, y están en una posición de ventaja para aprovechar las oportunidades de comercio que se presenten. La Cámara de Comercio Hispana informa que los negocios hispanos son el segmento de pequeños negocios con más rápido crecimiento en el país. Cerca de 3 millones de negocios en cual los dueños son hispanos ahora generan cerca de $400 mil millones en ingresos anuales. El empleo en empresas en cual los dueños son hispanos creció por 26 por ciento de 1,5 millones a 1,9 millones de empleados entre 2002 y 2007, una taza de crecimiento mucho más alta que la de las empresas de dueños que no son minorías.

Los empresarios hispanos en EE.UU están aprovechando el descenso de barreras al comercio satisfaciendo el mercado hispano en Estados Unidos y facilitando el comercio con la región. Muchos inmigrantes han lanzado negocios en Estados Unidos para vender productos a América Latina o importar productos familiares para vender aquí, según David Ferreira, Vicepresidente de la Cámara de Comercio Hispano en EE.UU.

Esta tendencia continuará a medida que la comunidad latina siga creciendo.

Otro ejemplo de los vínculos fuertes y beneficiosos entre los latinos en EE.UU y América Latina son las asociaciones de inmigrantes. Estas asociaciones se han estado formando en varias ciudades en EE.UU y proveen financiamiento a un gran número de proyectos de desarrollo y ayuda a víctimas de desastres en sus países de origen.

Estos ejemplos ilustran como los latinos, incluyendo inmigrantes recientes, fortalecen nuestros vínculos comerciales y de persona a persona en América Latina.

Esto sin embargo no quiere decir que el crecimiento de los latinos en EE.UU por sí solo creará mejores relaciones con la región. Los latinos—como el resto de la población estadounidense—necesitan tener un entendimiento continuo e informado de los países de América Latina y el historial de las relaciones entre EE.UU y países individuales. Sin lugar a dudas, existen importantes diferencias en historia, cultura e idioma.

Sin embargo a medida que los latinos entran a la fuerza laboral en más grandes números, América Latina verá más y más líderes estadounidenses de descendencia latina. Se espera que estos líderes representen lo mejor de ambos mundos y que tengan un entendimiento de las idiosincrasias de la región. Además de cooperación y prosperidad mutua, el Presidente Obama puede ofrecer a la región un nuevo sentido de reconocimiento, respeto, y conexión que será un cambio bienvenido a la una amistad incomoda de pasadas décadas que han marcado las relaciones EE.UU.-América Latina.

Vanessa Cárdenas es Directora de Progress 2050, un proyecto del Center for American Progress que desarrolla nuevas ideas para un Estados Unidos cada vez más diverso.

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