Seis meses después del paso del huracán María en Puerto Rico, la respuesta del gobierno federal ha sido inexcusablemente lenta, despilfarradora, inadecuada y sin lugar a dudas, irresponsable.
El 31 de enero de este año, la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA) anunció que dejaría de distribuir suministros esenciales como agua y alimentos en Puerto Rico, pero decidió revertir su decisión solo después de una reacción generalizada de decepción y coraje. Solo seis días después, a FEMA se le adjudicó un contrato de $156 millones que requería entregar 30 millones de comidas a Puerto Rico, pero fue inaceptablemente funesta al entregar solo 50,000.
Como consecuencia, el éxodo puertorriqueño después del huracán María crece porque muchos luchan día a día por sobrevivir sin electricidad, sin un techo o sin agua potable mientras esperan la ayuda de FEMA.
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Este articulo apareció originalmente en el Nuevo Herald.