Economía

Cuatro Formas en que la Ley Tributaria de Trump Dejó Atrás a la Comunidad Latina

Por Galen Hendricks y Ryan Zamarripa | Publicado el 29 de Octubre de 2020
Getty/Mario Tama
Gente espera en fila para completar los formularios de desempleo cerca de la frontera entre Estados Unidos y México en Calexico, California, que ha sido muy afectada por la pandemia de COVID-19, el 24 de julio de 2020.

En julio de este año, cuando la tasa general de desempleo de los latinos era del 12,9 por ciento y la tasa de desempleo de las latinas era del 14 por ciento -ambas sustancialmente más altas que la tasa de desempleo concurrente de los blancos de un 9,2 por ciento-, el presidente Donald Trump comentó en una mesa redonda con líderes hispanos que su administración lo había “hecho muy bien con los hispanos”. Pero, en sus casi cuatro años en el cargo, el presidente Trump no ha hecho nada para abordar las brechas del mercado laboral de este segmento. De hecho, el logro legislativo insignia de su administración es un proyecto de ley de impuestos que dejó fuera a muchas familias latinas y exacerbó las persistentes brechas de riqueza. Aquí hay cuatro formas en que el proyecto de ley tributario de Trump de 2017 dejó atrás a la comunidad latina.

1. La ley tributaria de 2017 amplía la brecha de riqueza entre latinos y blancos

En general, la ley tributaria de 2017 -conocida como Ley de Empleos y Reducción de Impuestos (TCJA, por sus siglas en inglés)- agravó una brecha de riqueza ya enorme entre los hogares blancos y latinos. En 2016, el hogar blanco promedio tenía $171.000 en riqueza, incluidos bienes duraderos. El hogar latino promedio tenía poco más de $20.000 de riqueza, menos de una quinta parte del hogar blanco promedio. Sin embargo, en lugar de ayudar a cerrar la brecha de riqueza entre latinos y blancos, el TCJA probablemente la amplió. En 2018, los contribuyentes blancos recibieron casi el 80 por ciento de todos los beneficios del TCJA, mientras que sólo el 6,7 por ciento se destinó a los contribuyentes latinos, según un estudio del Institute for Taxation and Economic Policy y Prosperity Now. El recorte de impuestos promedio para los hogares blancos fue dos veces mayor que el de los hogares latinos. De hecho, la Ley de Empleos y Reducción de Impuestos otorgó más beneficios que a todos en el 60 por ciento inferior combinados, a los hogares blancos en el 1 por ciento superior de la distribución de ingresos, independientemente de la raza.

2. La ley tributaria de 2017 dejó atrás a muchos niños latinos

En 2018, el 46 por ciento de los hogares latinos tenían hijos menores de 18 años en comparación con sólo un cuarto de los hogares blancos. Pero los cambios que hizo el TCJA para ayudar a las familias con niños en gran medida dejaron fuera a los hogares latinos. El TCJA duplicó el crédito tributario por hijos (CTC, por sus siglas en inglés) de $1.000 por niño menor de 17 años a $2.000, al tiempo que aumentó la parte máxima reembolsable del crédito de $1.000 a $1.400. Pero mientras la ley amplió significativamente la elegibilidad para que los hogares más ricos accedan al crédito -elevando el nivel de ingresos donde el crédito comienza a eliminarse gradualmente a $400.000-, la mayoría de las familias de bajos ingresos con niños recibían sólo un beneficio parcial o ningún beneficio. Debido a que no todo el crédito fiscal es reembolsable, las familias de ingresos más bajos -que son desproporcionadamente familias de color-, están imposibilitadas para calificar para el CTC completo. Como resultado, el 50 por ciento de los niños hispanos fueron dejados atrás. 

La ley tributaria de 2017 también excluyó por completo a una gran parte de la fuerza laboral latina del CTC: aquellos que reportan hijos con Números de Identificación del Contribuyente Individual (ITIN, por sus siglas en inglés) en lugar de Números de Seguro Social (SSN, por sus siglas en inglés). Los ITIN se utilizan con fines de presentación de impuestos por personas que no califican para un número de seguro social, incluso por muchos trabajadores indocumentados que pagan impuestos, así como otros inmigrantes residentes de los Estados Unidos. Al negar el crédito tributario por hijos a familias trabajadoras de bajos ingresos cuyos hijos tienen un ITIN en lugar de un SSN, la ley de 2017 dejó fuera a aproximadamente a 1 millón de niños, en su gran mayoría niños indocumentados. Aunque no es una imagen perfecta de la disparidad, la población indocumentada es abrumadoramente latina.

3. Los recortes masivos de impuestos corporativos de la ley tributaria de 2017 benefician predominantemente a los hogares blancos 

El TCJA también redujo drásticamente la tasa impositiva a las grandes corporaciones, del 35 al 21 por ciento. A diferencia de la mayoría de las disposiciones fiscales individuales, que expirarán en 2025, los recortes de impuestos corporativos son permanentes. Esto significa que, a largo plazo, una parte cada vez más grande de los beneficios de la ley fiscal de 2017 llegará a los propietarios de acciones corporativas. Debido a que es mucho más probable que los hogares blancos no hispanos posean acciones -tanto directamente como a través de cuentas de jubilación-, estos cambios dejan a muchos hogares latinos con pocos beneficios, mientras proporcionan una ganancia inesperada grande a los hogares ricos y predominantemente blancos.

4. La ley tributaria de 2017 favorece la riqueza existente por sobre el trabajo

Décadas de discriminación, segregación ocupacional y opresión sistémica han creado una gran brecha de riqueza entre los hogares blancos y latinos. El TCJA realizó varios cambios que solidificaron y expandieron esta brecha. Una de las peores disposiciones del proyecto de ley debilitó significativamente el impuesto a las herencias acaudaladas, que son predominantemente blancas, ayudando a preservar las transferencias dinásticas de riqueza entre generaciones. Incluso antes de la ley de 2017, el impuesto a la herencia recaía exclusivamente en el 0,2 por ciento más rico de éstas, lo que significa que casi todos los estadounidenses fuera de los 5.500 herederos más ricos, estaban exentos. El TCJA amplió el nivel de exención de $11 millones, aproximadamente, a $22 millones para parejas casadas. Esto redujo el número de herederos acaudalados que deben pagar y otorgó un recorte de impuestos de $4,5 millones a cada una de las herencias más pudientes.

La gran mayoría de este recorte impositivo se destinará a herederos blancos ricos. Según la Encuesta de Finanzas al Consumidor de 2019, las familias blancas tienen muchas más probabilidades de recibir herencias que los hogares hispanos. En 2019, casi el 30 por ciento de los hogares blancos recibieron una sucesión, un regalo u otro apoyo familiar, en comparación con sólo el 7,2 por ciento de los hogares hispanos. Para aquellos que recibieron un patrimonio, los hogares hispanos recibieron menos en promedio que los blancos. La media condicionada de sucesión para los hogares blancos en 2019 fue un 70 por ciento más alta que la herencia promedio para los hogares hispanos. 

Asimismo, debido a que el impuesto al patrimonio recae sólo en las herencias más grandes, los beneficios de recortarlo llegarían sólo a aquellos con suficiente riqueza para cumplir con el umbral de exención previo al TCJA. Según un análisis del Center for American Progress de la Encuesta de Finanzas al Consumidor de 2016, 9 de cada 10 hogares en los Estados Unidos con un patrimonio neto por sobre el umbral impositivo al patrimonio, previo a 2017, eran blancos.

Conclusión

Combinados, los cambios en el proyecto de ley tributaria que Trump promulgó en 2017 sirvieron para aumentar la desigualdad y recortar sustancialmente los impuestos para los ricos, dejando a los latinos -independientemente de sus ingresos- con el extremo más corto del palo. 

La ley tributaria también drenó aproximadamente $2 billones en ingresos que podrían haberse dedicado a la educación, la atención de salud u otras prioridades que promueven la prosperidad compartida. Los futuros cambios al código tributario deberían: abordar estos fracasos a través de modificaciones específicas que impulsen los ingresos y las oportunidades para las familias de ingresos bajos y medios; garantizar que las corporaciones y los ultra ricos paguen su parte justa de impuestos, y abordar las persistentes desigualdades raciales.

Galen Hendricks es asistente de investigación de Política Económica en el Center for American Progress. Ryan Zamarripa es el director asociado de Política Económica de CAP.