La semana pasada, la Corte Suprema de los EE.UU. entrego su decisión histórica en el caso Obergefell v. Hodges, que le otorga a las parejas del mismo sexo la libertad de casarse a nivel nacional. La decisión histórica fue el resultado del trabajo incansable por activistas y el coraje silencioso de millones de personas que se han amado abiertamente y orgullosamente. A pesar del progreso de nuestro país en la igualdad de matrimonio, sigue siendo legal discriminar contra muchos trabajadores, estudiantes, arrendatarios y compradores de vivienda lesbiana, gay, bisexual o transexual—o LGBT. En 28 estados, parejas del mismo sexo van a poder casarse legalmente, pero también pueden ser despedidos de sus trabajos, desalojadas de sus apartamentos, negados el crédito, servicios y bienes, simplemente por su orientación sexual. Similarmente, 31 estados les falta protecciones explicitas de la discriminación basada en identidad de género en el empleo, vivienda, crédito y lugares públicos.
Todos los estadounidenses se merecen la oportunidad de ser juzgados por sus méritos, mantener a sus familias, y vivir libres del temor a la discriminación. Igual que el matrimonio, la discriminación contra los LGBT en el empleo, vivienda, crédito y lugares públicos es un problema nacional que requiere una solución nacional. Para enterarse más sobre la necesidad de protecciones explicitas y nacionales de la discriminación contra los estadounidenses LBGT, lea el reporte del Center for American Progress. “We the People: Why Congress and U.S. States Must Pass Comprehensive LGBT Nondiscrimination Protections.”