Raza y Etnia

8 Datos Que Debes Saber Sobre El Sistema de Justicia Penal y Las Personas de Color

Por Jamal Hagler | Publicado el 28 de Mayo de 2015
AP/Andy Manis
Madison, Wisconsin, Mayor Paul Soglin (D) addresses a crowd of protestors on Martin Luther King Jr. Boulevard in Madison on March 9, 2015, during a protest of the shooting death of Tony Robinson.

El sistema de justicia penal está roto. Las personas de color, particularmente los Afroamericanos y los Latinos, son injustamente atacadas por la policía y se enfrentan a penas de cárcel más severas que sus contrapartes blancos. Dado al cambio demográfico de la nación, en la que no habrá mayoría racial o étnica clara por el año 2044, los Estados Unidos no puede darse el lujo de dejar que estas tendencias continúen. No sólo podría el dinero gastado en la encarcelación masiva ser puesto hacia un mejor uso$80 mil millones en el 2010, pero las consecuencias para las personas enredadas en el sistema de justicia penal duran también para toda la vida, lo que resulta en las barreras para el empleo y la vivienda, entre muchas otras cosas.

Las muertes impactantes a manos de la policía en la ciudad de Nueva York; Ferguson, Missouri; North Charleston, Carolina del Sur; y Baltimore, por nombrar algunas, han concientizado a la nación sobre la desigualdad en el sistema de justicia penal hacia las personas de color. Las tensiones han estallado en todo el país a medida que noticias acerca de cómo las personas de color son acosadas y maltratadas han salido a la luz. Mientras los estadounidenses reflexionan sobre los devastadores acontecimientos recientes y a medida que aumenta el impulso para reformar el sistema de justicia penal de los Estados Unidos, es importante tener en cuenta las diferentes maneras en que el sistema actual afecta desproporcionadamente a las personas de color, y cómo crea barreras a las oportunidades para las personas con antecedentes penales. Tomemos en consideración los siguientes datos:

  • Las personas de color están significativamente sobrerrepresentadas en la población penitenciaria de los Estados Unidos, representando a más del 60 por ciento de las personas entre rejas. A pesar de ser sólo el 13 por ciento de la población general de los Estados Unidos, el 40 por ciento de quienes están encarcelados son afroamericanos. Los latinos representan el 16 por ciento de la población general, pero el 19 por ciento de quienes están encarcelados. Por otra parte, los blancos representan el 64 por ciento de la población general, pero representan sólo el 39 por ciento de quienes están encarcelados.
  • Las personas de color tienen más probabilidades de enredarse en el sistema de justicia penal. Entre los hombres afroamericanos nacidos en el 2001, uno de cada tres irán a la cárcel en algún momento en el transcurso de su vida; uno de cada seis hombres latinos tendrán la misma suerte. Por contrario, se espera que sólo 1 de cada 17 hombres blancos vaya a la cárcel. Existe una pauta similar entre las mujeres: 1 de cada 111 mujeres blancas, 1 de cada 18 mujeres afroamericanas, y 1 de cada 45 mujeres latinas irán a la cárcel en algún momento. Por otra parte, los afroamericanos son 2,5 veces más probables de ser arrestados que los blancos.
  • La supuesta guerra contra las drogas ha afectado de manera desproporcionada a las personas de color. A pesar de utilizar y vender las drogas a tasas similares que sus homólogos blancos, los afroamericanos y los latinos constituyen el 62 por ciento de quienes están en las prisiones estatales por delitos de drogas y el 72 por ciento de las personas condenadas por delitos federales de drogas, que generalmente llevan sentencias mínimas obligatorias extremas.
  • Las personas de color, en especial los varones afroamericanos, se enfrentan a condenas más largas por delitos similares que sus contrapartes blancos. Según la Comisión de Sentencias de Estados Unidos (U.S. Sentencing Commission), entre el 2007 y 2011, las sentencias para los hombres afroamericanos fueron 19,5 por ciento más largas que las sentencias para los hombres blancos. Por otra parte, los hombres afroamericanos eran 25 por ciento menos probables de recibir condenas por debajo de las pautas de sentencia para el delito por el cual fueron condenados.
  • Durante las paradas de tráfico, las personas de color tienen más probabilidad de ser requisadas que sus contrapartes blancos. Datos de la Encuesta Nacional muestran que los afroamericanos y los latinos son tres veces más propensos de ser requisados que los blancos. Los afroamericanos son requisados en un 6 por ciento de las paradas de tráfico y los latinos son requisados en un 7 por ciento de paradas, mientras que los blancos sólo son requisados el 2 por ciento del tiempo.
  • Los estudiantes de color continúan enfrentándose a castigos más severos en las escuelas que sus homólogos blancos.Un estudio del 2010 encontró que más del 70 por ciento de los estudiantes que están “involucrados en arrestos relacionados con la escuela o remitidos a la policía” son afroamericanos o latinos. Además, los estudiantes afroamericanos tienen tres veces más probabilidad de ser suspendidos o expulsados que los estudiantes blancos. Durante el año escolar de 2011-12, 16 por ciento de los estudiantes afroamericanos en k-12 fueron suspendidos, comparados al 7 por ciento de los estudiantes latinos y el 5 por ciento de los estudiantes blancos.
  • Las personas de color son excesivamente representadas en el sistema de justicia juvenil. Según un informe del 2014 sobre la discriminación racial en los Estados Unidos, los jóvenes de color representan el 67 por ciento de los “jóvenes comprometidos a las instalaciones públicas en todo el país,” casi el doble de su proporción de la población juvenil. A pesar de que representar sólo el 15 por ciento de la población juvenil, los jóvenes afroamericanos fueron arrestados dos veces más a menudo que sus contrapartes blancos.
  • Restricciones al derecho de voto para quienes estuvieron previamente encarcelados han privado de este derecho a millones de votantes, especialmente a los afroamericanos. Hoy en día, aproximadamente 5,9 millones de personas no son capaces de votar debido a condenas por delitos graves. Aunque las leyes varían de estado a estado — con algunos estados permitiendo la restauración del derecho a votar — 1 de cada 13 afroamericanos en todo el país están privados de sus derechos debido a condenas por delitos graves. En la Florida, Kentucky, y Virginia, a más de uno de cada cinco adultos afroamericanos se les niega el derecho al voto.

Estas disparidades evidentes en la aplicación de la justicia tienen consecuencias reales para la nación en su conjunto. La encarcelación masiva no es sostenible, y la evidencia no apoya la teoría de que los castigos severos reducen efectivamente las tasas de delincuencia o de reincidencia. Los acontecimientos recientes han traído este tema a la vanguardia, y la reforma ha contado con apoyo a lo largo del espectro ideológico. Ya es el momento de tomar medidas para reducir el impacto desigual que el sistema de justicia penal estadounidense tiene hacia las personas de color, e implementar reformas que apliquen la justicia justa y equitativa para todos.
Jamal Hagler es asistente de Progress 2050 en el Center for American Progress.