Hace un año, ni los proponentes ni los críticos de la reforma inmigratoria en los EE.UU. pensaron que se encontrarían en este momento – teniendo una discusión seria sobre una reforma inmigratoria en un año electoral, con principios Republicanos para la reforma en las manos.
Los principios Republicanos vinieron en un momento en el cual está todo en su lugar para una reforma inmigratoria se de. No sólo hay precedente en la aprobación de leyes inmigratorias por la Cámara de Representantes durante un año electoral, pero cada día que pasa sin reforma inmigratoria, el país pierde $37 millones en ingresos. La reforma inmigratoria ya no es solo moralmente esencial para hacernos cargo de las vidas de los 8.5 millones residentes permanentes legales y los 11 millones de individuales indocumentados que viven en nuestra nación, o una necesidad social para asegurarnos que los EE.UU. continúe siendo un líder mundial competitivo: es un imperativo económico.
Análisis recientes han demostrado que otorgar inmigrantes indocumentados un estatus legal y la ciudadanía mejoraría enormemente la economía de los EE.UU. El camino está claro: Obtener la ciudadanía lleva a mayor integración en el mercado laboral, lo cual lleva a un aumento de ganancias y un incremento en ingresos fiscales, lo que por su parte ayuda a que crezca la economía. Esto, junto con la evidencia que demuestra que los inmigrantes y sus hijos harán crecer nuestra economía en el futuro más que ningún otro grupo, debería ser suficiente.
A medida que los legisladores, grupos pro inmigrantes, y todas las personas involucradas debaten la logística de la reforma inmigratoria pedazo por pedazo, hay cosas que se deben tener en cuenta. Por ejemplo, investigaciones muestra que el tiempo de espera ideal para obtener la ciudadanía es cinco años – en contraste con la recomendación del proyecto de ley del Senado de 13 años – porque demorar el proceso más de esto reduce la capacidad de los inmigrantes para alcanzar su potencial económico. Cuanto más largo el periodo de espera, más corto el tiempo que tiene esa persona para trabajar por salarios más altos, y a medida que envejecen, esas mismas personas tendrían menos incentivos para capacitarse y aprender nuevas competencias.
Hay muchos países que pueden servir como ejemplos para encontrar el mejor método para la reforma inmigratoria en los EE.UU. Uno de ellos es Canadá, el cual cuenta con menos barreras para la naturalización, y donde un promedio de 70% de inmigrantes obtienen la ciudadanía. En este caso, estudios han demostrado que en el transcurso de su vida, un ciudadano naturalizado contribuye alrededor de $68.000 en valor neto al país a través de contribuciones a impuestos. Con un periodo de espera en un promedio de tres años, el periodo de espera para naturalización es corto, cuenta con una modesta examinación escrita sobre cultura y política, y se les excusan de los requisitos lingüísticos mínimos a los solicitantes mayores de 50 años.
En la actualidad, hay cerca de 8.5 millones de residentes permanentes legales en los EEUU que son elegibles para obtener ciudadanía pero no lo han hecho. En un momento en el que los EE.UU. finalmente está empezando, lentamente, a recuperar su salud económica, los legisladores deberían tener en cuenta que los inmigrantes más jóvenes, mejor educados, y con más años de residencia tendrán la oportunidad de conseguir ganancias económicas más grandes, y que trabajadores inmigrantes sin especialidades que están marginados económicamente tendrán incentivos económicos potenciales más grandes, impactando de forma positiva a toda nuestra nación si es que reciben la ciudadanía en un plazo razonable. Este es el secreto para establecer el camino que lleva a un país económicamente más sólido y más competitivo, ahora y en el futuro.
Tanya S. Arditi es Ethnic Media Manager en el Center for American Progress, donde se especializa en asuntos de la comunidad hispana, cultura y lenguaje, la diversidad y el multiculturalismo, y la prensa étnica.