Otro día y otra proclamación que “la reforma inmigratoria está muerta”. Ahora esta declaración está siendo emparejada con la alucinante declaración que los dos partidos comparten la culpa por esta supuesta muerte. Ninguna afirmación resiste el escrutinio público.
El número de veces que este asunto ha sido declarado como muerto y luego ha resucitado es casi cómico. Estoy tentado en llamar a la inmigración el gato de la política en Washington, pero eso sugeriría que estas declaraciones de muerte y reencarnación son reales. No lo son; son cuentos manufacturados por los medios de DC que prosperan en la predicción de ganadores y perdedores.
El periódico The Hill se convirtió en médico forense recientemente al publicar el segundo artículo de una serie titulada: “Cómo murió la inmigración”. El artículo admirablemente junta las piezas de un análisis de las negociaciones del Grupo de Ocho sobre el proyecto de ley de la Cámara. Presumiblemente con el fin revelar algo que ya no es noticia (las negociaciones fracasaron hace varios meses), el artículo sugiere que el fracaso del Grupo de producir un proyecto de ley mató a la reforma inmigratoria en la Cámara. Afirma sin contexto alguno o puntos de referencia: “La reforma inmigratoria es considerada por muchos como muerta en este Congreso”.
Hmm, “considerada por muchos como muerta” cuando quedan más de 13 meses en este Congreso? Tal vez este reportero debería hablar primero con las organizaciones de fe, de derechos de los inmigrantes, y laborales, quienes empezaron un ayuno en el National Mall para recalcar el imperativo moral de la reforma inmigratoria. O tal vez con los individuos y organizaciones participando en actos de desobediencia civil en estados a través del país. O los 600 líderes conservadores de fe, negocios, y leyes que descendieron en la capital la semana pasada y quienes le están dando del todo para apoyar la reforma como nunca antes. O los niños que siguieron al líder de la Cámara John Boehner a una cafetería para contarle sus historias desgarradoras. O con la gran supermayoría de estadounidenses a través del país que apoyan la reforma con un camino a la ciudadanía.
Tal vez debería él hablar con los miembros Republicanos quienes están sintiendo la presión de esta intensificación, quienes ven sus esperanzas de ser reelegidos conectadas con la promulgación de la reforma inmigratoria, y quienes están haciendo un llamado a que sus líderes actúen. Mejor aún, tal vez debería hablar con los líderes Republicanos quienes continúan sosteniendo que deben actuar en este Congreso y que tienen intenciones de hacerlo, solo que no este año.
Aún más inquietante que el esfuerzo por enterrar a la reforma inmigratoria declarando su muerte es el cautivo de la prensa con las equivalencias falsas. El reportaje afirma que “los dos partidos son responsables por la muerte del esfuerzo”. Pero la conclusión que los Demócratas pueden de alguna manera ser conjuntamente responsables por la supuesta “muerte” de la inmigración es porque el colapso de las negociaciones del Grupo de los Ocho deniega el hecho más básico de la dinámica legislativa en la Cámara: el liderazgo del GOP controla lo que va (o no va) al pleno de la Cámara y, como la segunda parte del reportaje del Hill dice, este equipo de líderes nunca se comprometió a respaldar o a mover el proyecto de ley del grupo.
Es más, las razones que el liderazgo da por rehusar el respaldo al proyecto de ley del Grupo no son sorprendentes dada la letanía de condiciones que ellos han conectado con el tema. Ellos han expresado monótonamente un compromiso al “orden regular”, sabiendo que sería difícil (imposible?) aprobar un proyecto de ley que legaliza a 11 millones de inmigrantes indocumentados de un Comité Judicial ultra conservador. Y también han vociferado oposición en varias ocasiones contra la aprobación de un proyecto de ley de reforma inmigratoria “integral”, prometiendo en su lugar mover varios componentes de la reforma a través de piezas individuales de legislación. De hecho, Boehner indicó que no tiene ninguna intención de llevar un producto de la Cámara a conferencia con el proyecto de ley del Senado – así es, el proyecto de ley que fue aprobado con una supermayoría bipartidista.
Por lo tanto, es difícil (imposible?) de entender como el fracaso de un grupo auto-seleccionado de legisladores para redactar un proyecto de ley integral que el liderazgo nunca se cometió a respaldar es responsable por la muerte de la reforma. Ciertamente, los Demócratas son quienes han creado las condiciones para empujar a la legislación a la meta al presentar H.R.15, un proyecto de ley que actualmente cuenta con 189 co-patrocinadores, incluyendo un puñado de Republicanos. Este proyecto de ley sería aprobado ahora mismo si Boehner lo trajera a conferencia.
El hecho que el liderazgo del GOP actualmente se rehúsa a traer a conferencia legislación que sería aprobada, y que esta opuesto a conferenciar cualquier otro proyecto de ley de la Cámara con el proyecto de ley del Senado aclara dos cosas totalmente. Primero, que la reforma inmigratoria no está muerta porque los votos existen ahora, hoy mismo, para aprobar esta legislación histórica. Y dos, que si llegamos al final de este Congreso en diciembre del 2014 y la reforma inmigratoria de verdad este muerta, será solo por una razón: el fracaso del liderazgo por parte de los Republicanos de la Cámara.
Marshall Fitz es el Director de Politica Inmigratoria para el Center for American Progress Action Fund